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La más esclava es la que se cree libre

                                                                                                                 Así cambian tus manos  No, el feminismo no es una recta columna que ha sobrevivido más de cien años incólume a los ataques de el perverso sistema de organizaciones que han acechado al movimiento desde la sombra, conspirando en su  mediante la adulación creada por ejércitos de  lobos disfrazados de elfos. Hemos leído cientos de ensayos feministas que nos han vuelto a poner de manifiesto nuestras contradicciones personales, nuestras frágiles alas, nuestras involuntarias equivocaciones, nuestras posibilidades de reconquistarnos, de reconocernos, de valorarnos al margen de las opiniones interesadas de los demás y hemos descubierto también las debilidades de no pocos discursos  contaminados por las filtraciones del imperante relato masculino. El mayor enemigo del feminismo es la preponderancia que en su seno siguen manteniendo los hombres como ejes directores

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